El verano en España se caracteriza por días muy largos y soleados, ideales para las vacaciones, y pasar más tiempo dedicado a las actividades al aire libre, ya sea en la ciudad, el campo, la montaña y, sobre todo, la playa.
Un tiempo que coincide con el de mayor intensidad de radiación ultravioleta. Los rayos ultravioletas (UV) son necesarios para la vida (fotosíntesis de las plantas, síntesis de vitamina D, etc.), sin embargo, una sobreexposición a los UV es perjudicial para la salud, pues provoca daños en la piel, siendo el principal responsable del cáncer cutáneo.
“Lo que no sabe todo el mundo, es que la radiación UV también pueden provocar serios problemas en los ojos, afectando a cuatro estructuras fundamentales: la córnea, el cristalino, el iris y la retina” explica la Dra. Angélica Henríquez, de la Unidad de Retina y Vítreo de Central Ocular. Como consecuencia, la exposición al UV se ha identificado como un factor de riesgo o causa de la aparición de un gran número de afecciones oculares:
- Pinguécula: lesión benigna que se manifiesta como una mancha o abultamiento de color amarillo en la conjuntiva, cerca de la córnea. Los síntomas incluyen enrojecimiento de los ojos, sequedad ocular o irritación.
- Pterigión: crecimiento excesivo de la conjuntiva, que es el tejido que recubre el ojo. Se puede manifestar a partir de los 20-30 años en personas muy expuestas a UV (surfistas, pescadores, etc.).
- Fotoqueratitis o queratoconjuntivitis por UV: cursa con inflamación e irritación de la córnea, la parte transparente del ojo, pudiendo no solo producir sensación de arenilla, si no también visión borrosa y fotofobia.
- Cataratas: principal causa de la ceguera en el mundo. Se inicia a los 40-50 años y los síntomas incluyen visión borrosa, halos y deslumbramientos en la conducción nocturna.
- Degeneración macular: una de las principales causas de pérdida irreversible de la visión central. Aunque asociada con la edad, también está relacionada con la exposición a la radiación UV.
“En definitiva, tan importante es proteger nuestra piel como nuestros ojos del exceso de exposición a la radiación UV, más aún en el caso de los ojos infantiles pues hasta los 12 años su cristalino es prácticamente transparente, lo que les lleva a absorber toda la radiación, incrementándose el riesgo de padecer lesiones y pudiéndose provocar daños para toda la vida” aclara la oftalmóloga.
Para facilitar esta labor de prevención, la comunidad científica creó el denominado índice ultravioleta (UVI), que no solo estandariza los métodos de cálculo sino también un código de colores y gráficos para ofrecer la información al público. Dependiendo del valor del UVI, el ciudadano, en función también de su tipo de piel (fototipo), edad, etc., debe tomar las medidas adecuadas para su protección de la radiación ultravioleta. El UVI depende, entre otros factores, de la cantidad de ozono que hay en la columna atmosférica, de la elevación del sol, de la altitud del lugar y de la nubosidad.
Las principales recomendaciones para mantener la salud de los ojos frente a los efectos nocivos de las radiaciones del sol serían:
- Utilizar unas gafas de sol certificadas, compradas en tiendas especializadas y con todas las garantías. Se recomiendan lentes que, como mínimo, bloqueen el 99% de la radiación UVA, UVB e infrarrojo, no afecten a la visión de los colores tal y como son (distorsiones) y tengan la mayor protección lateral posible. Se aconseja prestar atención a la marca CE como estándar mínimo de calidad y que las gafas tengan especificado el número de categoría de filtro (que va del 0 al 4) en función de su capacidad de absorción a la luz. Si las gafas de sol no llevan el filtro adecuado, serán perjudiciales porque dejarán pasar los UVA y UVB a una pupila más dilatada, ya que así reacciona ésta frente a la oscuridad.
- Usar gorras con visera o sombreros de ala ancha también proporcionan protección a los ojos.
- No mirar nunca directamente al sol, pues puede provocar una maculopatía por radiación.
- Evitar o tener especial cuidado en las horas pico de sol: entre las 12 a.m. y las 4 p.m.
- No dejar que las nubes nos engañen. Los rayos solares atraviesan la neblina y las nubes de poco espesor.
- Mantener los ojos bien hidratados: tanto el calor como el aire acondicionado evaporan rápidamente la capa de lágrimas que protege la superficie de nuestros ojos.
- No utilizar nunca las lentes de contacto dentro del agua. Sumergirse en el mar, la piscina o los ríos con ellas puede conllevar infecciones en la córnea por patógenos muy agresivas. Por ello, es recomendable utilizar gafas protectoras herméticas.
- Extremar la precaución en el caso de los niños y las personas mayores. Proteja siempre sus ojos con gafas de sol y sombreros. Los bebés deber estar siempre a la sombra, aunque es necesario recordar que en la sombra tampoco se está totalmente protegido de la radiación solar.
- Proteger los ojos también a la hora de practicar actividades de riesgo. El sol también se combina con deportes de riesgo de traumatismo ocular (pádel, palas en la playa, deportes de contacto, etc.), ocasionando lesiones graves y algunas veces irreversibles, que conllevan la pérdida de visión permanente.