Artículo escrito por la oftalmóloga Angélica Henríquez Recine
La deficiencia visual es uno de los factores de riesgo para el deterioro cognitivo y la demencia que afecta a uno de cada tres adultos mayores de 50 años. Un estudio realizado en Estados Unidos que examinó a 625 adultos mayores, encontró que aquellos con una visión deficiente no tratada tenían un riesgo nueve veces mayor de desarrollar la enfermedad de Alzheimer y un riesgo cinco veces mayor de desarrollar deterioro cognitivo. Estudios previos han reportado los beneficios de la cirugía de cataratas más allá de los resultados visuales, tales como una mejor salud percibida, menor ansiedad y una mejor capacidad para pensar.
Otros estudios han asociado la limitación visual con una menor capacidad cognitiva en adultos mayores. Sin embargo, hasta ahora, no se sabía si al mejorar la visión con la cirugía de cataratas el deterioro cognitivo disminuía. Un estudio realizado en Inglaterra ha determinado que quienes se han operado de cataratas tienen una mejor función mental en sus vidas y los beneficios van más allá del simple hecho de mejorar la visión.
Los investigadores compararon las tasas de deterioro cognitivo antes y después de que los pacientes se sometieran a una cirugía de cataratas y encontraron que la tasa de deterioro cognitivo disminuyó en un 50 % después de la cirugía durante un período de 13 años de seguimiento. El deterioro cognitivo entre personas operadas fue más lento después de la intervención en comparación a antes de la misma y comparado con aquellos pacientes no operados.
Hay varias hipótesis de por qué los problemas de visión afectan el deterioro cognitivo. Un posible mecanismo es neurobiológico, ya que una disminución en la visión por privación sensorial puede afectar a la función cerebral. Otros mecanismos que pueden explicar el impacto positivo de la mejoría de la función visual en la cognición son la mejora de las relaciones sociales y del estado de ánimo, el aumento de la actividad física y una mayor independencia, ya que peores relaciones sociales contribuyen a desarrollar demencia.
Se ha observado también en investigaciones, que las personas entre 55 y 85 años de edad con cataratas son cuatro veces más propensos a referir problemas al conducir vehículos. Con la cirugía también se reduce el riesgo de caídas y fracturas de cadera.
Debido a la alta prevalencia tanto de cataratas como de trastornos cognitivos en la edad adulta, la asociación entre la cirugía de cataratas y la longevidad cognitiva tiene importantes repercusiones en la salud pública para las personas que corren el riesgo de sufrir deterioro cognitivo y como posible herramienta para prevenir la demencia. Algunos miembros de la familia pueden pensar que sus familiares de edad avanzada llevan una vida poco activa, no leen, no conducen y están un tanto aislados, y se preguntan: «¿para qué hacerle una cirugía?». Y es importante tener en cuenta la información que aportan estos estudios ya que la cirugía puede mejorar significativamente la vida de las personas y hacer que se involucren más en las actividades del día a día y en las relaciones sociales.