Hoy hablamos de una emergencia médica, el desprendimiento de retina. Una enfermedad que, de no tratarse pronto, puede ocasionar pérdida de la visión permanente, debido a que el área afectada de la retina deja de funcionar, y ésta es la encargada de transformar en impulsos nerviosos las imágenes que inciden sobre ella y enviarlas al cerebro.
Pero, ¿por qué se produce un desprendimiento de retina? “La retina es una lámina posterior del ojo que es sensible a la luz. Pero algunas enfermedades, como la diabetes o una miopía magna, pueden causar que esta lámina se separe de la pared ocular. El desprendimiento también puede ser accidental o traumático, por ejemplo, ocasionado por un golpe en el globo ocular. Cuando esto sucede, el paciente viene refiriendo que ve un telón negro o que ve moscas con flashes de luz, esos son los síntomas más habituales”, explica la Dra. María Capote, oftalmóloga responsable de la Unidad de Retina y Vítreo de Clinilaser.
Tratamiento
Tras un desprendimiento de retina, conviene visitar al oftalmólogo de inmediato, para que haga un diagnóstico precoz mediante un examen exaustivo del ojo. “Únicamente después de una minuciosa revisión por parte de un experto se podrá determinar si hay desprendimiento o desgarro, lo que nos llevará a plantear su tratamiento con urgencia, recomendando al paciente que permanezca en reposo postural para evitar que progrese el daño en la retina. Si encontramos un desgarro en la retina pero todavía no se ha producido el desprendimiento, podemos en la consulta de forma ambulatoria, aplicar un láser en la retina. Esta láser fotocoagula la retina permitiendo que se forme una cicatriz al rededor del desgarro evitando el desprendimiento de retina”, aconseja la oftalmóloga.
El tratamiento del desprendimiento de retina es siempre quirúrgico y debe ser realizado a la mayor brevedad posible. “Por eso, en Clinilaser operamos durante todo el año, ya que este tipo de patologías se producen sin previo aviso”, afirma la Dra. Capote.
Con la cirugía se logra reparar el daño y recolocar y mantener la retina en su sitio. “Hablamos de una cirugía ambulante, con lo que el paciente viene a la clínica y se va a casa ese mismo día. La duración es de 60 a 90 minutos, dependiendo de la complejidad de la técnica que sea necesario aplicar, y la anestesia es local, aunque a veces se seda al paciente para que esté más relajado”, señala la experta.
“Hablamos de una cirugía que ha avanzado muchísimo. Se trata de una técnica de microcirugía ocular con la que a través de tres incisiones mínimas metemos en el ojo los instrumentos que vamos a usar para lograr pegar la retina. Para ello, absorbemos el cuerpo vítreo –gel transparente que rellena la cavidad ocular– para posteriormente recolocar la retina y mediante un láser intraocular favorecemos la cicatrización de la zona desprendida lograr que no se vuelva a desprender. Al acabar, el ojo que carece de vítreo es llenado con un gas o una silicona. Las ventajas del gas es que este es reabsorbible, mientras que la silicona, necesaria en los desprendimientos más graves y complejos, precisa de extracción quirúrgica pasados unos meses que pauta el cirujano en función de cada paciente. Para entonces, el vítreo ya se habrá regenerado”, explica el Dr. David Antolín, director médico de Clinilaser.
En el postoperatorio, el paciente deberá de nuevo cumplir reposo para una mejor recuperación visual: “Durante una semana, el paciente deberá mantener el mayor tiempo posible una postura que le permita estar con la frente paralela al suelo es decir boca abajo, para que le gas presione la retina y favorezca su curación”, indica la Dra. Capote. Para ello, el paciente puede alquilar una camilla similar a la de los fisioterapeutas, con un hueco para poder apoyar la cabeza.
Pasado este postoperatorio, el paciente podrá salir y hacer vida relativamente normal, excepto coger peso, practicar ejercicio físico y hacer movimientos bruscos con la cabeza. “Para todo eso deberá esperar al menos un mes y medio y si hablamos de deporte de competición la espera será algo mayor”, afirma la Dra. Capote.
En cuanto a la recuperación de una visión normal, al principio, y hasta que se reabsorbe el gas o se retira la silicona, el paciente verá como a través de una pecera, “y aunque generalmente al mes ya se va teniendo una idea de la visión que va a quedar, hasta los 3-6 meses se seguirá recuperando agudeza visual de forma paulatina. Incluso durante un año se puede seguir recuperando muy despacio y mejorar algo más”, explica la oftalmóloga.
Síntomas
En el caso de que haya un desprendimiento de retina, los síntomas pueden incluir: visión de pequeños puntos o sombras que se mueven (moscas volantes), repentina aparición de centelleos o destellos de luz (fotopsias), y/o sensación de que hay una sombra en la periferia del campo de visión o de que existe una especie de telón gris en medio del campo de visión. “Cuando la enfermedad no es tratada a tiempo, esas sombras y manchas se acabarán extendiendo y se transformarán en manchas oscuras que impedirán la visión de la imagen, pudiendo llegar a causar ceguera permanente”, señala la Dra. Capote.
Aunque puede suceder a cualquier edad, es más frecuente a partir de los 40 años. También presentan más riesgo, además de los afectados por diabetes o miopías extremas, aquellas personas con antecedentes familiares de desprendimiento de retina en primer grado, las que se han sometido a una cirugía de cataratas complicada y las que ya han sufrido de desprendimiento de retina en el ojo contralateral.