La presbicia o vista cansada: un proceso degenerativo que tiene solución
Si tienes entre 40 y 45 años es probable que hayas notado que cada vez te cuesta más leer un libro, el prospecto de una medicina o los ingredientes de un producto de consumo, y que además hayas tenido que hacer más grande la letra de tu smartphone para no tener que alejarlo demasiado. Es un problema refractivo llamado presbicia, lo que comúnmente se conoce como “vista cansada”.
La presbicia responde al proceso natural del envejecimiento. Este trastorno refractivo se produce porque el cristalino y el músculo ciliar, que son la lente que permite enfocar adecuadamente los objetos, pierden su capacidad de acomodación o elasticidad. Esta pérdida de la capacidad de acomodación del cristalino es la que hace que sea más difícil ver con nitidez los objetos cercanos. “Es un proceso degenerativo natural que empieza a manifestarse en la década de los 40 y que llega a su cénit sobre los 65 años. Además de los problemas para ver los objetos cercanos, los présbitas también pueden presentar otros síntomas, como son dolor de cabeza o fatiga ocular. Además, no se puede hacer nada para evitarla”, explica el Dr. David Antolín, oftalmólogo y director médico de Central Ocular.
La presbicia, normalmente, comienza aparecer a partir de los 40 años, pero afecta a todas las personas, aunque la sintomatología puede empezar a ser evidente y molesta en edades más tardías. “Hasta hace unos años, muchas personas afectadas por este problema refractivo, lo asumían como algo propio de la edad y recurrían al uso de gafas “con efecto lupa”, que eran adquiridas en farmacias u otros establecimientos sin haber acudido antes a un oftalmólogo para que les graduara la vista o les ofreciera otro tipo de soluciones” añade el especialista de Central Ocular.
Corrección de la presbicia
En la actualidad, existen diferentes opciones que permiten que los pacientes puedan prescindir de las gafas (incluidas las progresivas), con una mejoría importante en su calidad de vida. Existen datos que reflejan que 1 de cada 3 caídas en pacientes mayores de 70 años está asociada al uso de gafas con cristales progresivos, ya que existen muchos pacientes a los que les cuesta adaptarse a este tipo de cristales y que no recurren a la cirugía por temor o por desconocimiento de los últimos avances médicos para tratar los problemas refractivos (miopía, hipermetropía y presbicia). Las dificultades para la visión en el campo inferior (bordillos, escalones), junto con la progresiva dificultad para mover la cabeza y las molestias cervicales, hacen que andar por la calle usando gafas progresivas pueda constituir todo un reto a partir de una edad, y que sean frecuentes los tropiezos o caídas en escalones o bordillos.
Existen diferentes técnicas que permiten a los pacientes abandonar el uso de gafas con intervenciones mínimamente invasivas y una incorporación casi inmediata a la rutina diaria, al ser operaciones ambulantes con una duración nunca superior a los 20 minutos.
- Implante de lentes intraoculares multifocales: Consiste en la sustitución del cristalino por una lente multifocal que permite una visión independiente tanto de lejos como de cerca. “Es una opción excelente para aquellas personas mayores de 50 años. El paciente deja de depender de las gafas a la vez que impide la formación de cataratas, patología que supone una opacificación del cristalino y que también está ligada al proceso natural de envejecimiento”, explica el Dr. David Antolín, por lo que todo el mundo va a padecerlas.
- Láser: La utilización de técnicas láser se suele emplear en pacientes jóvenes (menos de 50 años) que han desarrollado presbicia asociada a síntomas que dificultan el desarrollo de las actividades habituales. “En caso de que la presbicia aumente con los años o se empiecen a formar cataratas, se puede complementar con la implantación de lentes intraoculares” matiza el director médico de Central Ocular.
Antes de llevar a cabo cualquiera de estas técnicas, es necesaria la valoración profesional de un oftalmólogo tras un estudio en profundidad de las estructuras oculares de cada paciente. Tras estos exámenes, se hará una recomendación que se adapte a las necesidades de cada paciente y que le permita dejar de depender de las gafas mejorando su calidad de vida.