Es de sobra conocido que durante el embarazo se producen múltiples cambios fisiológicos que afectan al organismo de la mujer. Y la vista no se ‘libra’ de estos efectos. Sin embargo, los ojos son y siguen siendo los grandes olvidados durante la gestación. A pesar, incluso, de que muchas embarazadas pueden notar visión borrosa o molestias oculares, sin darle la suficiente importancia, pese a que ciertos signos deben ser consultados con el especialista de manera inmediata.
Las madres embarazadas tienen que lidiar con una variedad de problemas (náuseas matinales, estreñimiento, ardor de estómago, somnolencia, entre otros), pero existen otros muchos cambios que son menos comentados pero no por ello irreales o menos importantes. Hablamos de los cambios en la visión. Se crea o no, son un ‘efecto secundario’ común y normal del embarazo. Por ejemplo: La visión borrosa. Puede ocurrir durante cualquier etapa del mismo e, incluso, persistir mucho tiempo después de dar a luz. De hecho, muchas mujeres experimentan cambios drásticos de la visión antes de que incluso sepan que están embarazadas.
Entre las causas frecuentes de esta alteración destacan las hormonas, las mismas que provocan la retención de líquidos en los tobillos o causan hinchazón de la cara también un aumento de la acumulación de líquido dentro del ojo, lo que puede afectar a la córnea.
La córnea y el cristalino son las lentes del ojo que tienen la capacidad de enfocar las imágenes en la retina de forma adecuada. “Pero, durante el embarazo, al igual que se produce, como hemos comentado, un aumento en la retención de “líquidos” que resulta evidente en otras partes del organismo, también sucede en los ojos”, explica la Dra. María Capote, oftalmóloga del Hospital La Milagrosa.
Es decir, “estructuras como la córnea, pueden sufrir un aumento del grosor central secundario al proceso hormonal y a la retención de líquidos propia de la gestación. Y no sólo. También se han descrito cambios en el grosor y curvatura del cristalino lo que produce una pérdida de la capacidad de acomodación. En la mayoría de los casos, estos cambios son leves y transitorios, pero se producen en entre un 10-20% de las mujeres miopes”, insiste la doctora.
La buena noticia es que, aproximadamente, a las 6- 8 semanas tras el parto, estas anomalías desaparecen. No obstante, es importante tener en cuenta que, en ocasiones, las usuarias de lentes de contacto, pueden notar una peor tolerancia a las mismas (sensación de cuerpo extraño, arenilla…) por el cambio de la curvatura corneal y el descenso de la producción lagrimal durante el tercer trimestre de gestación.
Por todo ello no es recomendable, salvo algunas excepciones, cambiar la graduación de las gafas o variar las lentillas durante la etapa gestacional. Para una mejor tolerancia a las lentes de contacto, la mujer gestante puede aplicar lágrimas artificiales que pueden ser prescritas por su oftalmólogo.
Además se debe tener en cuenta que aquellas embarazadas con enfermedades oculares asociadas como la miopía magna o el glaucoma deben seguir un control trimestral de su oftalmólogo, al igual que las que padezcan enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión u otras patologías autoinmunes.
Existe una idea preconcebida y extendida sobre la necesidad de recurrir a la cesárea en mujeres con altas miopías. “Sin embargo, la realidad es que tras un estudio oftalmológico riguroso, este requerimiento sólo se produce en casos excepcionales. Es extremadamente raro que se requiera de la práctica de este tipo de intervención para dar a luz debido a una prescripción oftalmológica”, aclara la integrante del Servicio de Oftalmología del Hospital La Milagrosa.
No obstante, es importante recordar que la mejor forma de prevenir el riesgo de desprendimiento de retina en personas miopes tanto embarazadas como no (la miopía magna multiplica por diez el riesgo de padecer este trastorno) es siendo ‘fiel’ a las revisiones del fondo de ojo periódicas por el oftalmólogo.
Debemos recordar, insiste la Dra. Capote “que en el embarazo los pequeños cambios en la visión son totalmente normales, pero ante cualquier duda lo más adecuado es consultar con un especialista”
Síntomas y signos de alerta
La visión borrosa durante el embarazo es normal, pero a veces puede ser un síntoma de un problema más grave. Algunos de los otros síntomas que pueden experimentar:
• Irritación de ojos
Si se está embarazada y se experimentan graves problemas de visión, estos pueden ser el signo de un problema más grave. La visión borrosa y otros problemas de la vista durante la gestación son, a veces, un signo de preeclampsia, una afección potencialmente grave que afecta a entre el 3% y el 5% de todos los embarazos. La preeclampsia causa hipertensión arterial y cambios de visión que pueden incluir visión borrosa, fotofobia (sensibilidad extrema a la luz), luces intermitentes en su campo de visión y, a veces incluso, ceguera temporal” explica la especialista.
Según la propia Fundación Preeclampsia de EEUU, estos cambios de visión pueden estar causados por irritación del sistema nervioso central o por hinchazón del cerebro. Si experimenta síntomas visuales en su embarazo y si especialmente estos se acompañan de dolores de cabeza, vómitos, dolor abdominal o hinchazón repentina en la cara y de las extremidades, debe comunicarse con su médico de inmediato.