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Ojos rojos, visión borrosa, fotofobia, sensación arenosa, picor e inflamación de los párpados: síntomas de la rosácea ocular

rosacea ocularLa rosácea es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel que cursa en brotes con eritema, telangiectasias, ardor, enrojecimiento súbito, pápulas y pústulas y engrosamiento de la piel de la nariz (conocido como rinofima). “Sin embargo, muchos pacientes desconocen que esta enfermedad dermatológica también puede afectar a la salud ocular. Se denomina rosácea ocular y afecta aproximadamente a la mitad de las personas que padecen rosácea. La rosácea ocular también se presenta en pacientes que no tienen rosácea en la piel, por lo que es muy importante conocer los síntomas para acudir un oftalmólogo que haga un diagnóstico certero y prescriba el tratamiento específico para cada caso”, explica el Dr. Carlos Izquierdo, oftalmólogo  responsable de la Unidad de Oculoplástica, Órbita y Vías Lacrimales de Central Ocular.

La rosácea ocular suele debutar en la edad adulta, entre los 30 y los 50 años, y afecta por igual a hombres que a mujeres (la rosácea de la piel afecta más a mujeres, menos en el caso del rinofima, más frecuente en hombres de edad avanzada) y, al igual que la que afecta a la piel es crónica que cursa en brotes. Los síntomas más frecuentes de la rosácea ocular son:

  • Ojos rojos a causa de la dilatación de los pequeños capilares sanguíneos
  • Ardor y escozor
  • Picor y sensación arenosa. “Hay que tener cuidado con este síntoma, ya que puede hacer que nos frotemos el ojo con demasiada fuerza provocando lesiones en la córnea” apunta el Dr. Izquierdo.
  • Lagrimeo
  • Visión borrosa y fotofobia (hipersensibilidad a la luz)
  • Síndrome de ojo seco
  • Párpados rojos e hinchados

“Todos estos síntomas tienen una manifestación clínica en forma de orzuelos de repetición, chalación, blefaritis, conjuntivitis e, incluso, lesiones corneales. Estas patologías deben ser tratadas a la vez que la rosácea ocular para mejorar la calidad de vida del paciente y hacer que los brotes sean cada vez más leves y se espacien más en el tiempo”, explica el oftalmólogo.

El origen de la rosácea, tanto de la piel como de la ocular, no está definido, pero se sabe que el factor hereditario es muy importante. También se ha vinculado a factores ambientales, a la presencia del ácaro Demodex folicullorum (vive en los poros y en los folículos del pelo, incluido en las raíces de las pestañas), problemas inmunológicos e, incluso, a la bacteria Helicobacter pylori (responsable de las úlceras estomacales y duodenales, de gastritis crónicas y del linfoma de Malt).

“Lo que sí sabemos los profesionales de la medicina es que existen determinados factores que inciden directamente en la aparición de los brotes” matiza el Dr. Izquierdo. Entre ellos encontramos:

  • Consumo de alcohol
  • Bebidas como el café y el té muy calientes
  • Comidas picantes
  • Exposición en demasía al calor, al viento y al sol
  • Hacer deporte de alta intensidad
  • Baños calientes o uso de saunas
  • Situaciones de estrés y/o ansiedad
  • Medicamentos con corticoides o que dilaten los vasos sanguíneos

El tratamiento de la rosácea ocular pasa por la toma de antibióticos orales para controlar la inflamación y la infección (tetraciclina, doxiciclina, eritromicina y minociclina, entre otros), que deben ser siempre prescritos por un oftalmólogo. “Estos medicamentos tienen como objetivo controlar los brotes y hacer que éstos sean cada vez menos frecuentes, pero deben ir siempre acompañados de los tratamientos necesarios para los posibles problemas oculares asociados (blefaritis, orzuelos, chalación, ojo seco, conjuntivitis, etc.) y de unas medidas preventivas y de cuidado personal que son fáciles de realizar por parte del paciente” explica el oftalmólogo.

  • Higiene de los párpados con productos específicos
  • Evitar el uso de maquillajes para los ojos durante los brotes
  • No utilizar lentes de contacto durante los brotes y, especialmente, si se padece síndrome de ojo seco
  • Compresas calientes aplicadas sobre los párpados para ayudar con la inflamación
  • Uso de lágrimas artificiales para mantener el ojo más hidratado. “Hay que evitar el uso de colirios para blanquear los ojos rojos, ya que en vez de ayudar pueden agravar el problema. Por eso, es recomendable que ante cualquier síntoma ocular que dure en el tiempo se acuda a un oftalmólogo, ya que la automedicación puede ser muy perjudicial”, apunta Antolín.
  • Utilización de gafas de sol con protección homologada contra los rayos ultravioleta
  • Evitar los factores de riesgo que están asociados a la aparición de brotes (picantes, alcohol, situaciones de estrés…)